¿Se han dado cuenta que hay momentos durante nuestra vida en los que podemos pasar mucho tiempo haciendo cosas que no nos agradan en un cien por ciento?
Podemos estar incluso meses siendo infelices, sintiéndonos disconformes, tristes y con ganas de hacer cosas diferentes, pero finalmente pasan los días y no hacemos nada distinto, solo mantenemos todo igual.
Esta inercia no hace más que producir estados y situaciones negativas, ya que si el agua no fluye se estanca, pero pareciera que somos incapaces de darnos cuenta y hacer algo.
Yo he pasado por etapas en las que no he hecho absolutamente nada por cambiar mi realidad, por estar donde quiero estar, por hacer lo que me gusta hacer y por pasar mi tiempo con las personas que realmente quiero.
Puntualmente ahora no es así, ya que aprendí, y ahora hago única y exclusivamente lo que quiero, porque me di cuenta que es la única manera en la que me siento feliz. Es tan obvio no? pero lo obviamos.
La verdad no hablo personalmente de mi cuando escribo esto, más bien lo escribo inspirándome en personas que conozco, las cuáles muestran mínimas intenciones de cambiar la forma en la que están viviendo su vida. Realmente veo y percibo, que no tienen la capacidad de darse cuenta de sus errores, es como si tuvieran un velo entre ellos y la realidad, y este se interpusiera de tal manera, que les impide verse a sí mismos, conocerse, asumir sus errores, aceptarlos.
Y no es que solo no asuman sus errores, es que además culpan a terceros por sus sufrimientos, infelicidades y por su constante estado de apatía.
¿Cómo puede ser responsable una tercera persona porque tú no te sientas pleno en tu vida?
¿Cómo puede una persona influir y ejercer tanto poder sobre ti para que lo culpes por la forma en la que llevas tu vida?
Es imposible. Es inconsecuente, es triste verlo desde afuera.
El primer paso para cambiar una situación es hacer algo para que eso suceda. Si no haces nada, nunca llegará el cambio.
El primer paso para sentirte feliz, pleno y alegre es darte cuenta de que es lo que te gusta hacer, que te hace feliz y que es lo que te hace sentir bien, y dedicarte de lleno a eso.
El primer paso para dejar de sentir odio y rencor es aceptar tus errores, aceptar que también te equivocas y actúas mal, y dejar de ponerte en la situación de víctima.
Nadie es víctima si tiene el suficiente nivel de consciencia para seguir el cause natural de la vida, aceptando las cosas con facilidad y naturalidad.
Hay que aceptar que en muchas ocasiones hay sincronía, pero en otras simplemente discordancia.
Hay que aceptar que en miles de ocasiones hay éxitos y felicidad, pero en otras hay fracasos y caídas.
En muchas ocasiones hay prosperidad y abundancia, pero en otras hay desgracias y escases.
En ocasiones estará lleno de amigos y seres queridos, pero en otras estarás solo.
Todo lo que ocurre en nuestra vida no es más que transitar de una orilla del río a otra.
En una orilla está todo lo bueno y lo positivo, mientras que en otra está todo lo que no queremos y nos hace caer en estados de pesimismo. ¿Cuál es mejor? Ninguna. ¿Por qué? Porque en ambas podemos aprender.
Estando felices, con toda nuestra vida funcionando perfecto, llena de éxito y cosas buenas podremos valorar la felicidad, valorar los momentos gratos, valorar a las personas que nos acompañan y nos hacen felices.
Estando tristes, porque cometimos un error y estamos pagando las consecuencias, o porque algo malo nos ocurrió sin que tengamos consciencia de porqué nos pasó, podremos aprender de nuestros errores, de nuestras equivocaciones y de esa tristeza y dolor. Podremos sacar lecciones, experiencias y conclusiones que nos permitirán crecer.
Lo importante de todo esto, es entender, que debemos ser capaces de navegar entre una orilla y otra sin quedarnos pegados en un extremo, sin aferrarnos a un sentimiento, sin quedarnos anclados sin querer salir de ahí, ya que nuestra misión es seguir avanzando siempre de manera natural.
Debemos continuar el viaje, fluyendo, aprendiendo y siendo conscientes de que lo más importante es ir en busca de lo que nos haga sentir bien.